

GESTIÓN DE CALIDAD
ÉTICA
En el contexto empresarial, Etica, Excelencia y Calidad Total son concep-
tos estrechamente relacionados. La Excelencia y la Calidad total son
ideales que pretender mediante actuaciones acertadas y correctas. Lo-
grar este tipo de actuaciones es el objeto de la Etica, el arte del bien
actuar desde el punto de vista global. Pretender la Excelencia y la
Calidad Total sin tomar en consideración la Etica es un querer hasta ci-
erto punto trivial.
Desde tiempos recientes, la empresa se estudia frecuentemente con en-
foques generales: Excelencia, Calidad Total, Etica. Antes era habitual es-
tudiar aspectos parciales que luego se integraban en el management. Con aquel modo se percibía menos el conjunto empresarial.
Entenderemos por Etica Empresarial un arte, esto es, un conjunto de conocimientos teóricos y prácticos, experiencias y destrezas, que nos permitirán actuar en la empresa y desde ella del modo más conveniente para los afectados: actores y receptores en el sentido más universal.
Desde sus orígenes, la Etica versó principalmente sobre comportamientos individuales. Existe para ello una formulación conceptual y terminológica muy elaborada. Para juzgar los comportamientos grupales se recurre con frecuencia a dicha formulación que resulta poco expresiva para este fin.
Tres motivos, entre otros, son causantes de que no se disponga en la actualidad de una Etica Empresarial más desarrollada:
a - Que las organizaciones empresariales adquieren gran relevancia en tiempos recientes.
b - Que la actual gestión de las empresas, a diferencia de antaño, implica más a sus componentes y se toman decisiones mediatizadas por ellos. Se requieren por tanto enfoques más grupales.
c - Que los juicios éticos solo tienen sentido para sujetos libres, y puede quedar confusa la capacidad de elegir (libertad) de esas personas grupales que tienen modos diferentes a las individuales de conocer, querer y pronunciarse.
En consecuencia, la realidad empresarial es hoy muy compleja. Sus actuaciones merecen apreciaciones éticas específicas para mejorar con ello la calidad global y la calidad de vida de muchas personas implicadas, pues parte de los desórdenes empresariales y sociales son debidas a ese desentendimiento ético de las organizaciones cada vez más numerosas y omnipresentes.
Supuesta la posibilidad y conveniencia de formular una peculiar ética empresarial que beneficie la gestión excelente y la calidad total, convendrá tomar en consideración que el fin específico de las organizaciones empresariales, su razón de ser, es satisfacer necesidades mediante la prestación de bienes y/o servicios. Estas prestaciones, cuando de empresas mercantiles se trata, reportan satisfacción a los clientes, retribución a los accionistas, remuneración a los trabajadores, ingresos a los proveedores e impuestos a la sociedad en general; pero una prosecución inadecuada de estos fines puede originar perjuicios, más o menos graves en estas u otras realidades implicadas. No obstante, podemos afirmar que cuanto mayores logros se alcancen en las magnitudes referidas sin ocasionar detrimento en las restantes, más éticos, excelentes, y de calidad, serán sus comportamientos; y es un error muy común pretender maximizar alguno de aquellos aspectos sin tomar en consideración el efecto negativo que originan en otros que, siendo o no ajenos al fin específico de la empresa, pueden ser de mayor relevancia existencial: la salud de los trabajadores, por ejemplo.
Con los supuestos referidos, para formular un juicio ético acerca de las actuaciones en y desde la empresa, procederá tomar en consideración las repercusiones que aquellas tengan en el mayor número de realidades, estableciendo la debida prelación. Se requerirá un juicio de síntesis, que tome en cuenta muchas variables para pronunciarse afirmativa o negativamente respecto a la conveniencia de la acción. Este juicio tan universal precisará de una percepción intuitiva ilustrada con apreciaciones racionales, afectivas, empíricas, y de experiencia ''histórico grupal'', pues muchas consecuencias desbordan la experiencia y la capacidad perceptiva de un individuo durante toda su vida. Naturalmente, a todo ello deberán unirse las vigencias de la Etica clásica.
